miércoles, 3 de junio de 2015

Has nadado mal toda tu vida (pero puedes solucionarlo)

“La natación es como escribir una frase, y la respiración es la puntuación”, dice Steven Shaw, fundador de The Art of Swimming (El arte de la natación). Shaw, que aplica los principios del método de reeducación postural Técnica Alexander a la natación, cree que todos tenemos una sirenita dentro y que, con no demasiado esfuerzo, podemos conseguir que salga a flote.
Un recordatorio importante, y no sólo porque el verano esté a la vuelta de la esquina. La natación es el deporte favorito de los españoles, de acuerdo con el Anuario de Estadísticas Deportivas 2014, que indica que el 22,4 por ciento de la población activa lo practica. El deporte es especialmente atractivo para las mujeres (un 28,7 por ciento, frente al 18,3 por ciento de los hombres).


Los errores básicos
Las piscinas están a rebosar, de acuerdo, pero ¿nadamos bien? La respuesta corta: no. El 95 por ciento de la gente comete el error más básico de todos: no consigue una buena posición del cuerpo en el agua, señala Germán Díaz Ureña, coautor del libro Cómo nadar bien. “Si nos fijamos en los grandes nadadores, parecen que 'resbalan' en el agua. Esta buena posición se consigue elevando las piernas para ponerlas en la misma línea horizontal que el resto del cuerpo y girando el cuerpo a ambos lados para facilitar la acción de brazos y disminuir la resistencia”.
Esto quiere decir que el pecho y la cadera no están orientados al fondo de la piscina sino hacia los lados, apunta Díaz Ureña, que también es profesor de Ciencias del Deporte en la Universidad Europea de Madrid. Se trata de un error que se comete en todos los estilos. En braza, las piernas tienden a hundirse, con lo que la persona queda en un plano oblicuo; algo similar ocurre en crol. En cuanto a espalda, es muy habitual que los nadadores aficionados vayan como sentados en lugar de tumbados.
El segundo aspecto importante a la hora de mejorar nuestra técnica de nado es la coordinación. Para nadar más rápido, señala este experto, siempre ha de haber un brazo propulsando. Mientras que un brazo propulsa, el otro se mueve hacia delante para prepararse a continuar con la propulsión. En la acción de brazos es importante aprovechar toda la brazada. Es decir, que la mano entre en el agua con el brazo casi completamente extendido y que termine la brazada con la mano a por detrás de la altura de la cadera. “Durante esta fase de propulsión se debe sentir que me “apoyo” en el agua y no que el brazo va hacia detrás. En definitiva, para mejorar la técnica se debe disminuir la resistencia mejorando la posición en el agua, así como aumentar la propulsión a través del movimiento de los brazos”, señala.

¿Es mejor nadar mal que no nadar?
He aquí la pregunta del millón, según Díaz Ureña. “Hay médicos que te mandan ir a nadar cuando tienes un problema de espalda, pero te puedes hacer daño. Lo ideal es que un experto te indique el estilo más apropiado para la molestia que padeces”. A la zona lumbar, por ejemplo, no le va bien el nado a braza. “El estilo espalda seguramente es el menos contraindicaciones presenta”. Díaz Ureña señala que, cuando va a la piscina, más que en el estilo de la gente se fija en cómo se pueden hacer daño. “Están nadando tan mal que fuerzan las articulaciones de la rodilla, hombro, las caderas... Con dos cositas podrían mejorar un montón”, sostiene.
“A menudo la medicina tradicional recomienda la natación de manera generalizada”, escribe el osteópata David Ponce en su libro sobre el dolor de espalda. “Efectivamente, la natación es un ejercicio beneficioso para la mayoría de las personas, pero hay que practicarla con criterio”. Una persona con problemas de cervicales, como hernias o rectificación, tendría que hacer espalda, señala Ponce. Otra opción sería practicar el crol clásico con un sencillo equipo de gafas y tubo de respiración que le permita no tener que girar el cuello. “Hay que saber darle la vuelta a la situación y buscar lo más adecuado para el paciente”, apunta Ponce.
“La mayoría de la gente está haciendo más mal que bien a sus cuerpos cuando nadan”, sostiene Shaw. “A menudo veo a la gente peleándose con el agua. No obtienen mucho placer. El nado a braza es lo más común, pero mantener la cabeza elevada, como hace mucha gente, actúa como freno de forma que tus brazos y piernas necesitan trabajar más duro para vencer la resistencia”, dice Shaw, antiguo nadador profesional que lleva 25 años ofreciendo formación.
NADAR
La natación es el deporte preferido de los españoles, pero la mayoría de la gente lo práctica mal. .
Foto: Getty
¿Es posible aprender el estilo mariposa?
De vez en cuando alguien nos sorprende en la piscina pasando a toda velocidad por la calle de al lado en el estilo mariposa. ¿Mejor dejarlo para otra vida? No tiene por qué. “Es mucho más sencillo de lo que la gente piensa”, asegura Diaz Ureña, que indica que a sus alumnos les basta una clase de 35 minutos para aprenderlo. La gente corriente, puntúa, necesita un poco más para superar la principal dificultad, que es la coordinación entre brazos y piernas.
Estos son los factores que los expertos de Holmes Place tienen en cuenta a la hora de evaluar a los nadadores:

Errores frecuentes al nadar a crol:
1. Las caderas y extremidades inferiores están demasiado bajas.
2. La cabeza se sitúa demasiado alta o baja de la superficie.
3. Entrada violenta del brazo en el agua.
4. Respiración unilateral
5. Batido discontinuo.
6. Batido desde las rodillas y no desde las caderas.
7. Oscilaciones laterales de la cadera.
8. La mano cruza o no llega al plano sagital del cuerpo.
9. Tracción con las manos abiertas.
Errores frecuentes al nadar a espalda:
1. Cadera y piernas demasiado bajas.
2. Cabeza excesivamente levantada.
3. Final de tracción acortada.
4. Entrada incorrecta del brazo en el agua.
5. Rodillas demasiado flexionadas y salen del agua.
6. Hombros horizontales sin realizar rotación.
7. Movimientos laterales de la cadera.
8. El brazo entra demasiado abierto.
9. Tracción con las manos abiertas.
Errores frecuentes al nadar a braza:
1. Caderas y extremidades inferiores demasiado bajas.
2. Hiperextensión de cuello.
3. Inspiración muy tarde (cuando los brazos recuperan).
4. El cuerpo, brazo y piernas no se extienden.
5. Codos muy abiertos en el inicio de la brazada.
6. Recobro de los brazos a demasiada profundidad.
7. Cadera demasiado flexionada.
8. Inicio de la patada con los pies cerca de la superficie.
9. Movimiento asimétrico en la patada.
10. Extensión de tobillo en la propulsión
De: NATALIA MARTÍN CANTERO
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