lunes, 20 de julio de 2015

Si vas a llevar la nevera a la playa, hazlo bien

Una nevera de playa dice muchas cosas de su dueño. Revela, para empezar, su intención de pasar todo el santo día tirado en la arena. También, su propósito de no moverse de allí ni para comer (es decir, que su pausa para el almuerzo no la hará en un chiringuito del paseo marítimo). Dependiendo de lo que haya en su interior, tendremos datos de sus hábitos alimenticios y sus preferencias en cuanto a bebidas. Tupper con tortilla de patata y filetes empanados, profusión de latas de cerveza y botellas de litro y medio de tinto de verano nos dirán que estamos ante un bañista typical spanish: la clase de nevera que podría haber preparado un personaje interpretado por Alfredo Landa. Pero también podemos organizarla con opciones más imaginativas que digan de nosotros que somos gente con estilo, elegantes. Con nevera de playa, sí, pero con clase.

¿Qué tipo de nevera?
Hay varias clases, pero dado que en la playa no hay dónde enchufarla, solo nos quedan dos opciones: la nevera de refrigeración pasiva (es decir, que enfría porque la hemos llenado previamente de hielo) o la bolsa térmica. Ambas suelen ser ligeras, fáciles de limpiar y no implican un gran desembolso económico. Si son muchos para comer, tendrá que decantarse por la nevera, generalmente con mayor volumen de almacenamiento. A la hora de elegir un modelo, tenga en cuenta que el interior esté revestido de espuma de poliuterano (conservará más tiempo el frío), que el material exterior no tenga juntas y sea resistente a los rayos UV y que disponga de una apertura de desagüe para el hielo derretido.
A la hora de elegir un modelo, tenga en cuenta que el interior esté revestido de espuma de poliuterano (conservará más tiempo el frío), que el material exterior no tenga juntas y sea resistente a los rayos UV

Cervezas, sí; pero también bebida más sana

Una buena provisión de cerveza está bien para combatir el calor, y también para ir ganando centímetros de cintura y encontrarnos, en septiembre, con que no podemos abrocharnos el pantalón. "¿Por qué no decantarnos por bebidas igual de refrescantes, pero más saludables e imaginativas?”. María Astudillo Montero, experta en Nutrición por la Universidad Complutense de Madrid, nos sugiere dos:
- Zumo de sandía. Más sencillo, imposible. Corte unos trozos de sandía (de junio a agosto es su temporada óptima de consumo) y páselos por la batidora. “Es muy bajo en calorías, refrescante y nutritivo”, dice la nutricionista. Y añade: “Contiene licopeno: una sustancia natural que nos protege frente a enfermedades cardiovasculares. También es diurética, y nos ayudará a eliminar líquido, que además se acumula más fácilmente con el calor”.
- Té frío con limón y menta.
Si lo endulzamos con edulcorantes sin calorías casi no engordará, así que resulta ideal para mantener el peso durante el verano. “La teína del té ayuda a elevar la tensión, que suele bajar en verano, y su efecto tiene más recorrido que el de la cafeína”, añade María Astudillo.
El elegante actor Douglas Fairbanks Jr., descansando después de un cóctel playero. Su perro también... / Getty Images
Sí, es posible un menú Michelín
Muchas familias ponen el despertador a las ocho (¡en vacaciones!) para meterse en la cocina y preparar las viandas que consumirán en la playa. Solo una tortilla de patata, por mencionar un recurso manido, puede llevar más de media hora de preparación. Los expertos consultados (dos cocineros con estrella Michelin) son partidarios de ensaladas que no nos compliquen (y a la vez, originales) y sándwiches ligeros.
- Ensalada de tomate, higos y anchoas. Iván Domínguez, chef del restaurante Alborada (A Coruña), con una estrella Michelin y premio Arco Atlántico 2015 como mejor cocinero gallego, apuesta por esta apetitosa ensalada. “Es un juego en la boca tremendamente sabroso”, señala. Los higos o las brevas, cuanto más maduros, mejor.
- Sándwich de requesón.
Rellenamos dos rebanadas de pan de molde con requesón tipo ricotta o Cebreiro gallego, hojas de rúcula, un huevo de codorniz y una rodaja de tomate. “Ese tipo de sándwich vegetal puede ser algo formidable, y encima sencillo”, destaca Domínguez. “Este es el momento de los vegetales de hoja. Los huevos de perdiz o cordorniz puede ser algo muy bueno para meter en un sándwich. Dan mucho menos calor que un huevo normal", apunta.
- Ensalada de bacalao desalado.
Lo bueno de esta receta que propone Iván Muñoz, cocinero y propietario de Chirón(Valdemoro, Madrid), también galardonado por la guía Michelin, es que no hay que cocinar el bacalao: puede ir directo de la bandeja del súper al tupper. Se complementa con un buen aceite de oliva, naranja y aceitunas negras. “Yo la hago”, admite Muñoz. “Más fresquito y sencillo para el verano, imposible. Por ahí deben ir los tiros”.

Un postre creativo

El verano es época de frutas sabrosas. Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, julio es el mes del albaricoque, las cerezas, las frambuesas, la cereza, el higo, el mango, la manzana, el melocotón, el melón, la paraguaya y la sandía. Pero eso no significa que debamos renunciar a la creatividad.
El estrella Michelin Iván Domínguez nos recomienda para la nevera una ensalada de tomate, higos y anchoas. "Es un juego en la boca tremendamente sabroso", señala
- Yogur natural con melocotón y canela. He aquí un postre completo, elaborado con fruta de temporada y sin un exceso de grasas ni de calorías. “Aprovecharemos las propiedades del calcio del yogur y la fibra y los antioxidantes del melocotón”, indica la nutricionista María Astudillo.
- Granizado de frambuesas o frutas del bosque.
Con un poquito de hielo, un puñado de frambuesas (también valen frutas del bosque, que pueden ser congeladas) y una pizca de miel “conseguiremos un postre refrescante y rico en vitamina C y fibra”, explica la dietista.

Y el cóctel de la tarde

Un par de baños más, y cuando queremos darnos cuenta estamos asistiendo a una preciosa puesta de sol a la que solo le falta… ¿una copa? Esta también nos la podemos preparar nosotros con nuestras manitas y nuestra excepcionalmente bien surtida nevera. Si sigue estas dos recetas del barman Felipe Daviú, actual campeón de Baleares y subcampeón de España de Coctelería en 2014, se convertirá en la envidia de sus vecinos de sombrilla.
- Mojito mediterráneo. En esta adaptación del clásico mojito solo hay que sustituir el ron por un licor de hierbas dulces, muy típico de Mallorca; añada un poco de zumo de limón, gaseosa o soda, una rodaja de lima y se sentirá mejor que en el Caribe. “Es muy refrescante y como la base alcohólica es baja no te amodorra”, indica Daviú.
- Vodka con zumo de pomelo.
Consiste en mezclar vodka con algo que le dé un toque más dulce, como el zumo de pomelo, un sirope de frutas de la pasión y quizá una pequeña porción de azúcar moreno. “El pomelo, aunque sea ácido, es muy fresco”, explica el barman, “y con el toque tropical de la fruta de la pasión puede quedar un cóctel muy bueno. Ambos cócteles basta con mezclarlos un poco: no hace falta un instrumental profesional”.
Una vez vaciada la nevera según estas cómodas pautas, podemos irnos a casa cuando cae la noche con el convencimiento de haber vivido un día de playa como si fuéramos Frank Sinatra.
 
De: MIGUEL ÁNGEL BARGUEÑO
 
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